Mostrando un paisaje seco, árido, con una cadena montañosa al fondo y una llanura, Dalí representó unas modestas construcciones, propias de su lugar de orígen, conformadas por tejas, puertas, ladrillos y bardas. En este lugar se observan varios hombres de los cuales uno se encuentra sentado sobre esa barda de espalda al entorno, los colores tamizan el paisaje entre el gris discreto, amarillo oro, café claro y amarillo pálido: debajo de esa barda se encuentra un cráneo deformado, con cavidades orbitarias desproporcionadas, el resto presenta una protusión que penetra entre las teclas y la cubierta de madera de un gran piano de concierto. El cráneo es blanco, rugoso y el piano es de color café con una sombra negra en su superficie.
Dicho cráneo proyecta una gran sombra sobre el suelo, por debajo de estas figuras se encuentra una barcaza por lo que el entorno, seguramente, corresponde a la costa de Cadaqués. Más que un juego de fetiches, creo que esta Obra representa una de las vivencias más perturbadoras en la vida del Maestro: la relación Lorca-Dalí. Se ha escrito mucho de este affaire, el Pintor siempre negó alguna relación FISICA con el poeta pero la correspondencia epistolar entre ambos y las declaraciones de Dalí en su momento dejan la pregunta -a estas fechas- en el aire.
El simbolismo de las figuras centrales representa un cráneo distorsionado pero que adapta la forma de un hombre con la cavidad orbitaria izquierda inclinada sobre la superficie externa del piano, la protusión hace lo demás. La acción, más clara, no puede ser. Retomamos, por otra parte, el simbolismo del piano de cola y además, la crítica y marcada relación del Maestro con el Poeta. Oleo sobre madera. The Salvador Dalí Museum. Clevelando. Ohio. USA. Dimensiones de 14 cms x 17.8 cms. 1934.