Pintada en 1940, Oleo sobre Lienzo, medidas de 64 cms x 79 cms y localizada en el Museo Boymans-Van Beuningen en Rotterdam, Holanda, “La Cara de la Guerra” es una de las obras más impactantes, obscuras y representativas de Dalí. Utilizando colores ocres, en algunos momentos obscuros y bajo un desolador paisaje, se considera que es una premonición ya que fue trabajada entre el fin de la Guerra Civil Española y el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Dalí, en esta época se encontraba, radicando en California. Esta obra se inspira en el trauma y visión de la guerra, muestra un Cráneo decapitado en cuyo rostro es posible observar la angustia, el llanto y dolor y en cuyas Cavidades Orbitarias y Bucal, se encuentran otros rostros de las mismas características que el anterior y con las mismas manifestaciones, a su vez, esos rostro también se encuentran ocupados por caras semejantes, en una imagen infinita de desolación, muerte e interminable sufrimiento causado por las consecuencias de la guerra.
Alrededor del rostro, se pueden observar serpientes agresivas, semejantes a cabellos, las cuales tratan de llegar a las cavidades ocupadas. En el extremo inferior izquierdo, se visualiza la huella de una Mano que, a decir del Artista, es suya. La plasticidad, a diferencia de otros trabajos, no es tan manifiesta en ésta. Por otra parte, el paisaje es infinitamente solitario, como lo comentábamos en un inicio, agreste, con un discreto tinte azul del cielo.
Lógicamente debido al contexto del cuadro, las expresiones son muy manifiestas en la representación de dolor, en esta fase de su vida artística El Maestro despliega toda su técnica, creatividad y sentimiento de sufrimiento y tristeza, característica del momento que vivió la Humanidad.