De igual forma, la playa de Catalonia es representada en este notable cuadro. A diferencia de la gran mayoría de sus trabajos, aquí el cielo es claro, muy discretamente nublado, sin ése azul característico, básico en sus diferentes conceptos cromáticos. No hay nubes, lo que lo hace más extraño. Del tenue horizonte emergen mojones rocosos con sus consabidas características pictóricas: en la parte central del trabajo, una colina de color café pálido en su superficie lateral coronada con una aparente sombra provocada por la proyección del Sol, a la derecha, una roca también concebida con distintas tonalidades de café que regalan una curiosa impresión de rugosidades y oquedades, en su parte superior, presencia de una sombra y en la parte izquierda, un macizo rocoso, de color café obscuro con algunas claridades en cuya base se encuentra una pequeña laguna formada por agua marina la cual se va diluyendo más allá de la parte central del cuadro para continuarse con la superficie arenosa. Las rocas de este último macizo se reflejan en la prístina agua.
Encontramos 3 figuras femeninas cuyas cabezas se corresponden a flores dando forma redondeada a aquellas, la figura femenina de la izquierda muestra una discreta y alargada pañoleta, una blusa que deja entrever sus senos y una larga falda proyectando su sombra sobre la arena, sus brazos estirados llevan consigo un cello de consistencia blanda, maleable quizás. La figura de enmedio muestra sus formas femeninas en una entallada túnica que hace resaltar el busto, a su vez, se encuentra con varias rasgaduras, la figura tiene su brazo derecho levantado como señal de saludo u orden a algunos seres invisibles. La fémina de la izquierda -quizás la más importante- sujeta con su mano izquierda por una pequeña parte a un gran piano de cola, también de consistencia blanda cuya superficie se encuentra sumamente gastada. Dicha figura se halla de frente y su cuerpo bien formado muestra busto, ombligo y piernas torneada también cubierta por una túnica. Se localiza parada en el borde de una barda que se va incorporando a la superficie arenosa, debajo de la mujer, se halla un instrumento de viento llamado Tuba.
Considero que este magnífico trabajo del Maestro manifiesta un interesante simbolismo: por una parte, las figuras femeninas más que ser independientes quizás forman parte de una orquesta y quizás también representen a las 3 Gracias. Las cabezas en 2 de ellas parecen tocadas con ramos de rosas dado su color, una flor que siempre ha estado presente en los elementos pictóricos dalinianos. El cello y el piano blandos representan, tal vez, símbolos de la castración. Es interesante que la Tuba que yace al pie de la figura femenina sea un modesto homenaje al también pintor surrealista Rene Magritte el cual ha inmortalizado este instrumento de viento en algunos de sus cuadros. Esta Obra representa, como otras, el Método Paranoico-Crítico en su más manifiesta expresión. Oleo sobre lienzo. Realizada en 1936, con dimensiones de 54 cms. x 65 cms. Se encuentra en The Salvador Dalí Museum. St. Petersburg. Florida. USA.