Johannes Veermer Van Delft fue una de las contadas figuras de la Pintura realmente admiradas por El Maestro. Desde chico, Dalí se mostraba extasiado con la pintura que colgaba del despacho de su padre, obra de este portentoso artista neerlandés. En 1934. El Pintor creó esta excelente Obra para referirse a tan importante artista. Encontramos un cielo todavía con los destellos de la rayos solares que juegan sombras y brillos con las paredes de una vieja casa en ruinas, aunque discretas, las nubes se hacen notar con tonalidades obscuras, al fin y al cabo, juego de colores en el cielo. A lo lejos, se localiza un monte llano que delimita a una superficie arenosa, de color amarillo, Veermer se encuentra de espaldas y de rodillas, lleva el típico atuendo del artista del Renacimiento: gorra, pelo largo, hombreras anchas así como la parte que cubre el Abdómen y pantalones largos hasta las rodillas, continuándose con unas medias. El Brazo Izquierdo se encuentra flexionado a la altura de la Cintura, el Derecho descansando en esa muleta, tan presente en las obras dalinianas de esa época.
El artista se encuentra de rodillas, con la correspondiente izquierda, apoyada en el suelo y adelgazándose conforme se acerca al Pie. La Extremidad Inferior Derecha es inusualmente larga, semejando una especie de mesa o mueble en donde se encuentran colocados en su superficie una botella y un vaso con líquido a la mitad, la extremidad referida termina en forma de pata de mueble observándose a un lado el zapato correspondiente. Dalí siempre admiro a Verrmer como a los muebles y a la comida, aquí pudo complementar en forma eucarística la figura de su admirado pintor y la mesa con el alimento y/o bebida. Oleo sobre madera. 18 x 14 centímetros. Salvador Dalí Museum. Cleveland , Ohio. USA.