Salvador Dalí. “Los 3 enigmas gloriosos de Gala”.

Esta pintura tiene un antecedente directo: la llamada “Cara Paranoica” o “Aldea Paranoica”, realizada en 1932. Ahora en este cuadro, El Maestro plasmó su más importante “objeto” de inspiración, de admiración, de sumisión, su musa en sí, Gala. Aquí hay una secuencia de 3 imágenes parecidas pero distintas a la vez, imágenes que aparentan no mostrar nada pero que en realidad conforman parte de un rostro. La tonalidad cromática es distinta: las 2 más distantes, la segunda descansando en una especie de plataforma, son de color discretamente café y amarillo con sombreado bien delineado, la más próxima es gris con un magnífico juego de luces y sombras, se encuentran situadas en una planicie también gris, allá en el horizonte se logran visualizar las siluetas de montañas y un cielo azul con algunas nubes. La nitidez de las figuras se manifiesta de la más lejana a la más cercana.
 
Existe otra versión de este trabajo, en la que la imágen más distante se encuentra “resguardada” por una figura aparentemente aborígen, y la próxima por una correspondiente que semeja a una mujer cubierta de telas o a un tuareg leyendo un libro (¿ el Corán?).
 
Con este trabajo, Dalí trató de simbolizar e inmortalizar la ascensión de Gala a los múltiples cielos de su inspiración. Oleo sobre tela. 130cms x 120 cms. Museo de Arte Contemporáneo Español. 1982.

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Es un sitio cuyo significado compete 2 conceptos: progresión que se define como la acción de adelantar o avanzar (Diccionario de la Real Academia de la Lengua), y 21 que se refiere al siglo que estamos viviendo.

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