Hace ya algunos años, el científico estadounidense Carl Sagan, había plantaeado la hipótesis de que el planeta Venus pudiése ser habitado si enormes ingenios terrestres vertieran sobre su superficie estratosféricas cantidades, toneladas de algas azulverdes con el fin de que sucediésen portentosas reacciones fisico-químicas que provocasen la liberación ulterior de oxígeno, entre otros elementos, para que así la Humanidad pudiése colonizar el planeta.
En Noviembre del 2012, en la ciudad de Boston se llevó a cabo el Concurso Internacional de Máquinas Genéticamente Modificadas en donde estudiantes de las universidades de Stanford y Brown, diseñaron modelos de bacterias capaces de vivir en ambientes sumamente extremos y que además, favoreciesen la terraformación (por ejemplo, la fijación de nitrógeno o la producción de CO2). Hipotéticamente, si un planeta -en este caso Marte – llegase a aumentar su temperatura un poco y el agua que se ha encontrado en forma de hielo se tornase líquida, se llevarían elementos bacterianos que pudiesen ayudar a la formación de una atmósfera incipiente, si estos primeros colonizadores del planeta roja no resistiesen las condiciones ambientales imperantes. los científicos se ocuparían en crear organismos mucho más resistentes para poder hacer frente, en este caso, al hábitat marciano, incluso se ha llegado a experimentar con organismos extremófilos con capacidades para resisitir punto de congelación o calores super extremos, así como radiaciones, con el fin de colonizar el planeta.
Así, aquellas antiguas narraciones de filósofos, escritores de Ciencia Ficción y demás, cada vez están más cerca de que se conviertan en realidad