Debido al calentamiento global del planeta, la diseminación de la Malaria, antes controlada parcialmente, cobra cada año la vida de 2,000,000 de personas en países de escaso desarrollo, esto podría estar relacionado directamente con las formaciones del paisaje, no tanto con la temporada de lluvias como se creía. Un grupo interdiscilplinario de científicos de distintos países llegó a la conclusión de que los cambios climáticos y la alteración en los patrones de las precipitaciones anuales han hecho que la enfermedad prevalezca en áreas con menos superficies acuáticas, hallazgo que contradice los modelos establecidos que predecían una alta incidencia de la enfermedad en zonas como Amazonia, en donde cada año se registran más de 500,000 casos. Según el Dr. Jonathan Patz, investigador de la Universidad de Wisconsin-Madison, Esatdos Unidos, ésta enfermedad es una de las más sensibles al clima y aunque se transmite a través de la picadura de mosquitos que abundan en regiones tropicales y sub-tropicales asociada con superficies acuáticas como pantanos, los patrones de la enfermedad han cambiado poco a poco, al grado que se puede extender a regiones con climas más secos. Un ejemplo claro es México, que con la devastación forestal, las lluvias atípicas, así como los patrones cambiantes de las condiciones climáticas en general, han favorecido el resurgimiento e incremento de éste padecimiento en zonas donde, supuestamente, se encontraba erradicado.
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