Salvador Dalí: “El Cristo de San Juan de la Cruz”.

Esta espléndida Obra Maestra de la Perspectiva se constituye en  uno de los  íconos más sobresalientes del Movimiento Surrealista. Realizada en 1951, Oleo sobre Lienzo, con unas medidas de 2.05 mts x 1.16 mts y albergado en el Museo Kelvngrove en Glasgow, Escocia, es una de las obras más grandiosas del Maestro dada su gran originalidad en el manejo de la técnica de la Perspectiva, constituyéndose en un precioso, extraordinario estudio el cual se divide en 2 partes fundamentales: la etérea, localizada en la parte superior del lienzo y el cotidiano paisaje inferior, terrenal, referido por una distinta iluminación.

Es un cuadro que pertenece a la época Mística-Clásica del Pintor, la cual da inicio en los años 40´s, trabajos éstos caracterizados por un dominio absoluto del dibujo, la orientación etérea, muy trabajados y de gran significancia. La originalidad es enorme y la habilidad técnica a la hora de pintar el cuadro lo hacen extraordinariamente inigualable. Es el tema de la crucifixión de Cristo, como el “Corpus Hipercubicus” de 1954; según Dalí, la inspiración fue el dibujo del místico San Juan de la Cruz que actualmente se encuentra conservado en el monasterio de la Encarnación de Avila y de una imágen que entre sueños, se le había aparecido al Maestro de un círculo dentro de un triángulo, considerándola como la representación de el núcleo de un átomo. El mismo Picasso al observar la pintura dijo: “……Dalí es el último pintor renacentista que queda en el mundo….”.

Analizando la Obra, encontramos que el paisaje de la parte inferior se inspira en Port Lligat y en un dibujo de Velázquez, los pescadores están considerados en una pintura de Lenian y parecen representar tanto al mismo Velázquez como a Zubarán, la parte superior muestra a Jesús Cristo en la Cruz visto desde arriba, cuya cabeza se encuentra mirando hacia abajo, hacia la Tierra, conformando el punto central de la Obra. Entre el Cristo y la bahía se interponen unas nubes de tonos místicos y misteriosos, iluminadas por el resplandor que emana de la Cruz y de Cristo, cuya imágen simboliza la Redención, es importante señalar que el contraste claro oscuro sirve para resaltar la figura del Crucificado y provocar un efecto dramático en el observador, también la representación del Redentor es demasiado humana, de pelo corto y con una posición relajada, flotando en el espacio. El letrero de la parte superior de la Cruz donde se encontrarían las letras INRI está substituido por una hoja de papel pequeña y doblada, lo que significa la eternidad de Jesús, en el cual no es posible observar ni heridas, clavos o llagas. Por un momento, al observar el juego de luces y sombras, se viene a la mente la extraordinaria técnica del portentoso pintor italiano Michelangelo Merissi da Caravaggio.

Dalí creó ésta impresionante figura de un Cristo tranquilo, apacible en razón de la ley renacentista de la Divina Protección, la cual refiere la eliminación de cualquier elemento dramático (sangre, heridas, dolor, etc) y la apreciable imagen de la serenidad, por lo que hace que éste Cristo proyecte su presencia y apacibilidad sobre la Tierra.

Magnificencia.

Acerca R.A.L.P

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