Finalmente, después de la suspensión de su concierto programado para fines del año pasado, Carl Palmer, el mítico y extraordinario percusionista de grupos como Arthur Brown´s Kingdome Come, Atomic Rooster, Asia y sobre todo, el influyente y poderoso trío progresivo Emerson, Lake and Palmer, hizo acto de presencia hace 2 días en el Lunario del Auditorio Nacional ante una atiborrada concurrencia, en su mayoría, fanáticos de entre y más de medio siglo de vida y alguno que otro joven despistado. Acompañado de Simon Fritzpatrick, bajista y Paul Bielatowicz en la guitarra, músicos que han estado trabajado conjuntamente con él por más de una década, el virtuoso percusionista nos deleitó con un poco más de 2 horas de entrañable e inolvidable música, si bien, las interpretaciones NO FUERON como estábamos acostumbrados a escucharlas en su momento, -un excelso virtuosismo en los teclados, un gran voz, ausencia de guitarra eléctrica y un magnífico bajeo-, el dinamismo de Palmer con su excelsa técnica, valió más que mil palabras.
Durante la velada disfrutamos de temas como, “The Barbarian”. “Lucky Man”, “21th Century Schizoid Man” de King Crimson, “Pictures at Exhibition”, “Fanfare for the common man” en donde se lució con un magnífico solo lleno de técnica, rapidez e inovación,”Nutrocker”, “América” de The Nice así como trabajos solistas del bajista y guitarrista, respectivamente, y demás interpretaciones. Me llamó poderosamente la atención las imágenes plasmadas en la pantalla: centuriones romanos peleando, tomas de las vida en USA, el mundo tecnificado del siglo XXI, y sobre todo, casi una película completa de acontecimientos históricos en la Unión Soviética, ahora Rusia: cosacos, la vida diaria antes de la Revolución Bolchevique, soldados, batallas marítimas, asesinatos de tropas zarista a civiles, la familia imperial del último zar, Rasputín, Lénin, Stalin, tropas soviéticas en la 2a Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín y por ende del enorme país, Vladimir Putin, así como de los trabajos artísticos del baterista, etc, etc.
Algo que me pareció en demasía interesante ya que acompañaban a las respectivas canciones. Si bien acostumbrados estamos a la música de ELP, se nos hace difícil asimilar las melodías ante la ausencia lamentabilísima de Emerson y Lake, si bien, el guitarrista hace un buen trabajo, CREO que hace falta un tecladista más que bueno. Desde luego que la banda de Palmer no trata de imitar al legendario trío, no, pero sería mas que importante una relevante presencia en los teclados. A pesar de estos comentarios MUY PERSONALES, la pasamos extraordinariamente bien con un Carl Palmer vital, hiperquinético, que saltaba de la batería para anunciar la siguiente canción, enfundado en una playera de tonos psicodélicos, hablando entre Español e Inglés, contento y disfrutando tanto como nosotros o quizás más. En donde quiera que estén, tanto Keith Emerson como Greg Lake, seguramente se sintieron complacidos con este emotivo y rotundo homenaje de su compañero y amigo, total, como cantara Greg al final de “The Great Gates of Kiev” “…………….death is life………….”. Simple y sencillamente. Inolvidable noche.