Biólogos de la Universidad de Auburn, encabezados por el Dr. Dan Holt, en territorio yankee, analizaron la conducta de un grupo de peces carpa cola negra en un estanque, su intención era observar como afecta el ruido la comunicación y el comportamiento de estos pequeños animales, y con ese propósito, sumergieron varias bocinas y reprodujeron sonidos aleatorios que parecían estática, Ante esta situación, los peces respondieron con aumento en la intensidad de su vocalizaciones, como si gritaran, para que sus compañeros pudieran escucharlos mientras el volumen del ruido crecía.
Esto puso en marcha, además, una investigación para saber que efecto tiene el sonido de los botes, carros, voces humanas y otros elementos en el hábitat de estos peces, pues son capaces de escuchar tales señales acústicas. Como resultado ha surgido la hipótesis que los peces también “hablan”, produciendo vocalizaciones para atraer a las hembras o defenderse de los depredadores o sus rivales y en su caso, “gritan” cuando existe un ruido intenso en el ambiente. Estas investigaciones iniciadas en el 2014 continúan hasta la fecha.