Remarcado por ese espléndido cielo azul y la tranquila imágen del resplandor solar, observamos unas nubes desplazándose sobre ése cielo magnífico de enormes tonalidades, este cuadro nos muestra la obsesividad marcada de El Pintor al desarrollar la imágen de una enorme sombra en la parte inferior del óleo, a pesar de eso, el paisaje muestra una zona árida, sin árboles, probablemente correspondiente a la costa cadaquesiana, los morros de piedra manifiestan -a diferencia de otras pin turas- un colorido no usual. Hacia el horizonte, una estructura pétrea, a la derecha, muestra un color gris resaltado por las luces y sombras así como grietas y superficie anfractuosa en su nivel superior, junto a él, a la derecha, un pequeño morro de color blanco y casi frente al primero, una roca antropomorfa que proyecta su sombra sobre la superficie de la roca, a la izquierda, otra gran roca en donde, extrañamente, se combinan una serie de colores vistosos: azul pálido y rosa, al parecer, como si estuviese constituido por lajas: luces y sombras, grietas, salientes y hendiduras parecen asomarse ante una tenue luz solar. Proyectada más cerca del observador, otra gran formación rocosa con un magnífico juego de luces y sombras que nos deja entrever, magníficos detalles tales como una gran hendidura lateral, rugosidades y un espléndido color anaranjado en la parte superior de la formación, una gran sombra se proyecta sobre la superficie de suelo.
Casi sobre el pie de esa roca, se encuentra otra pequeña, muy rugosa con marcados salientes y hendiduras en donde la luz solar y las consecuentes sombras son magníficas, Esta piedra proyecta su sombra hacia la derecha. En la parte mediolateral inferior derecha, una gran sombra que deja entrever un color café obscuro-rojizo, de consistencia pétrea, proyecta una imágen antropomorfa, como si estuviese envuelta en sabanas o linos y que parecer provenir de esa roca. La figura, al parecer, se encuentra atrapada y en la parte correspondiente al brazo derecho, se compone una figura parecida a un ojo, sin embargo, si observamos con atención parece ser un vaso que se continúa en el interior del cuerpo, siendo más claro en la parte inferior, la imágen más importante de la Obra es una enorme sombra semejante a un gran piano de concierto que se encuentra “coronada” en su parte superior por una pequeña piedra de color blanco la cal proyecta una inusual sombra. Se debe decir que esta sombra es más densa que las demás.
Aquí Dalí manifiesta con este trabajo su aplicación del Método Paranoico-Crítico en su más pura y marcada expresión. Durante esta época, la vida del Pintor se encontraba en una etapa más que difícil, Gala sería operada y en su mente, Dalí imagino la muerte de su esposa plasmando esta pintura sobria y solemne, así, la forma antropomorfa podría representar a su musa cubierta de sábanas de hospital y renaciendo, así mismo, en esta figura distinguimos 2 objetos en forma de vaso, recordandonos otra obra realizada también en 1931: “Ilusión Diurna……….”, en donde el entorno fetichista del Artista se hace más que evidente. Por otra parte, el piano representó siempre para El Maestro un objeto y/o lugar predominante en muchas de las composiciones surrealistas de su Obra, resaltando más en éste período artístico. De pequeño, El Pintor quedo profundamente impresionado por el instrumento y la sombra que proyectaba en la casa de la Familia Pichot, grandes amigos de los Dalí. Esta es una marcada representación del Método Paranoico- Crítico, que influyó en tantas importantísimas obras que nos obsequio El Maestro. Oleo sobre lienzo. 61 x 49.8 cms. Realizada en 1931. Se encuentra en The Salvador Dalí Museum. St. Petersburg, Florida. USA