En este trabajo, El Maestro ha tomado una pequeña parte de un paisaje desolado. Curiosamente, el cielo cuyas nubes se desplazan lentamente dejan entrever un fondo azul, a pesar de ello, una nube gris se observa en el extremo superior derecho de la pintura, a la lejanía, unas colinas de las cuales, la más cercana, muestra una especie de túnel o semi-arco en donde se observa una pared pétrea. La estructura principal es una formación rocosa de variable diversidad cromática así como de formas, en donde es posible observar un contorno de un auto en la piedra incluida una imagen agregada en su extremo posterior. En el suelo se visualizan diversas rocas y sobre todo, un automóvil que forma parte de esa formación rocosa, el vehículo se encuentra tapizado por flores y algunas plantas y en su parte posterior se incorpora a un espacio en forma de arco propio del complejo pétreo y que es el mismo contorno que se localiza en la imagen trabajada en la piedra. Es como si fuese un fósil extraído de la misma roca. El Maestro manejando el plano estereoscopico que tanto le interesaba, recreó en la roca la misma forma del automóvil -o restos de éste- en el lado izquierdo, incluso con la misma continuación del arco posterior.
En esta pintura, Dalí, posiblemente, trato de demostrar su deseo de explicar algunas leyes científicas en base a fenómenos naturales (presencia de una forma semejante al automóvil plasmado en la piedra y el automóvil adornado con flores y plantas). Tal vez pensó en la posibilidad, con el tiempo, de encontrar algún holograma. Oleo sobre madera, con unas dimensiones de 19 cms x 23 cms. Edward James Foundation. 1935.