Tal vez uno de los bustos mas bellos jamás trabajados durante el Renacimiento es éste. Se trata de una mujer que para unos es Ginevra de Benci, retratada en su momento por El Maestro Leonardo Da Vinci y para otros -la mayoría- es Lucrezia Donati, una de las tantas amantes de Lorenzo El Magnífico, la cual es considerada como la que más tiempo convivió con él. La característica más importante de éste impresionante busto-retrato es la fineza de los trazos así como las angulaciones escultóricas las cuales nos obsequian un excepcional realismo.
El artista se basa en las obras que muestran tres cuartos de la figura, en este caso, resaltando la belleza de sus manos, sobre todo en lo que se refiere al esculpido de las articulaciones de estas. Verrrochio se llevó tiempo estudiando las finas líneas que constituyen las manos femeninas aplicando esto a la concepción artística humano-femenina, más aún, cuando encontramos un ramillete de finas flores que la mujer las lleva hacia su pecho regalandonos un toque de feminidad y manifiesto romanticismo, esto despierta en el observador compromiso estético y sobre todo, ternura.
Se encuentra en el Museo Nazionale del Bargello en Florencia. Esculpida en mármol entre 1475-1480.