Considerado “el retrato más grandioso de la Epoca Barroca”, el Maestro eternizó la efigie de Luis XVI con esta extraordinaria escultura. Realizada en Mármol y con 1.05 cms. de Altura, muestra a un monarca con mirada serena. su Cabeza se encuentra dirigida hacia la derecha, imponiendo respeto por ese magnífico porte que manifiesta, el Cabello es ondulado, largo y cae finamente en los laterales del Cuello y parte superior del Tórax, propio de la aristocracia europea de esos años, la tela que cubre el resto de este parece suntuosa y fina a la vez que firme y con una hechura increíblemente realista.
Los piegues son perfectos así como el juego de claros y obscuros. En su totalidad, la escultura tiene una forma piramidal que hace parecer que el busto flota en el Aire. En un contexto global, la figura del rey muestra su poderío militar, económico y social propio de un monarca galo. Aquí, la Luz desempeña un papel primordial para considerar el presente trabajo como una magnificente Obra de Arte. Se encuentra actualmente en el Palacio de Versalles.