Cuando pisó por primera vez suelo parisino, Dalí no pudo dejar a un lado su patriotismo y decidio glorificar en algunas de sus pinturas parte de la historia de su país.
Este extraordinario óleo fue realizado entre 1958 y 1959 y en él se recrea la trascendencia del descubrimiento de una nueva, desconocida tierra para España, aquí, El Pintor nos obsequia una de sus pinturas más representativas y elaboradas. El observador encuentra, por primera vez, mezclada entre sí con previos estilos, la famosa y relevante técnica del Periódo Corpuscular. En éste óleo, hallamos una radiante y fresca imágen de espléndidos recuadros históricos; en los extremos superiores derecho e izquierdo, respectivamente, observamos imágenes semejantes a rocas, en el izq, acompañadas con la presencia de algunas cruces. En la parte superior central, una forma brillante que engloba a imágenes humanas, presumiblemente, los Reyes Católicos con un Colón hincado, arriba una imágen llevando consigo un cuerpo a su regazo, un poco más abajo, el cielo se empieza a despejar observandose, sin embargo, nubosidades; en la parte derecha de la obra se pueden ver múltiples cruces así como estandartes, empleando técnica de líneas – semejante a las lanzas en el cuadro “Rendición de Breda” del Inmortal Velazquez-, encontrandose la figura del Cristo de San Juan de la Cruz. Los estandartes son muy coloridos y en su parte inferior son sostenidos por jóvenes semidesnudos, mostrando su torso. En el centro, se observa una carabela, con la Cruz Templaria de la que, por una parte, se pueden ver discretos hilos de sangre, simbolizando lo que costó el descubrimiento. A un lado de la embarcación, se encuentra un fraile, hincado con una cruz por delante, representando al Maestro, junto a él un jóven de perfil y otro monje, ambos sostienen largas cruces, otro jóven (muy parecido al Pintor durante sus años mozos), cubierto con una toga, da el primer paso en la nueva tierra, sosteniendo en la mano izquierda un palo mientras que en la derecha, un bello estandarte en donde se glorifica la figura de Gala, envuelta en blancas telas y un fondo que representa al cielo, coronada por una aureola de santidad. Su mirada refleja eso. Hacia abajo, en el extremo inferior ziquierdo, se encuentran nuevamente múltples estandartes, cruces y un sacerdote visto de espalda. En la parte inferior central, se hace presente la concha de un animal marino.
En1972, durante una entrevista y refiriendose a ésta extraordinaria pintura, El Pintor comentó que era una especie de tributo, un pago, para glorificar al excelso Velázquez.
Óleo sobre lienzo. 4.10 mts x 2.64mts. Fecha de creación: 1958-59. Museo Salvador Dalí. Florida.