Esta tenía la función de protección de una determinada ciudad, dando lugar a recintos fortificados llamados Acrópolis. Se adaptaban a las características del terreno, es decir a su Topografía y obviamente, su finalidad era cortar paso al enemigo, esta estructura tenía que tener agujeros que aparecían forzosamente en su base para la evacuación de aguas negras siendo pequeños y poco visibles. En la Antigua Grecia se construían murallas tratando de establecer un sentido de pertenencia con el asentamiento.
En su construcción se utilizaban piedras, Arcilla, mampostería y más tarde Ladrillo, cabe señalar que las primeras podrían ser regulares o irregulares en su tamaño, lo que importaba es que se erigiese unas estructura compacta, y sobre todo, protectora. La Arquitectura Griega muestra numerosos ejemplos de estas edificaciones.