Esta designación se refiere a un terreno delimitado y consagrado a un dios, excluido de usos seculares. Esta construcción estaba formada por los propileos, el altar, el templo, el tesoro y la stoa. Cabe señalar que muchos santuarios pequeños estaban formados por un témenos con un altar pero sin templo. Para algunos investigadores, estos terrenos fueron arboledas sagradas, incluso, bosques sagrados consagradas a los Dioses de la Naturaleza, aislados aquellos de la cotidianeidad de la Vida.
Su edificación se basaba en los materiales clásicos para este tipo de recintos: piedras, guijarros, ladrillos y Estuco.