El Papa en turno, Benedicto XVI, está enfrascado en una batalla para detener a quiénes aseguran ser testigos de apariciones celestiales, fenómeno seriamente tratado en el ámbito científico por personalidades como D. Scott Rogo, Hillary Evans, Dr. Berthold Schwarz y otros. El paso inicial de ésta aparente “cruzada” o “Guerra Santa” es la aparición de la publicación con el anuncio del criterio que se deberá seguir para determinar si una aparición es falsa o verdadera o incluso si es de origen divino o demoníaco (¡vaya estupidez!).
Cuando alguna persona asegure haber sido testigo de una supuesta aparición divina, el sacerdote u obispo en turno creará una comisión integrada por psiquiatras, teólogos, psicólogos y sacerdotes los cuales, supuestamente, investigarán con todo rigor la fenomenología presente. Como es obvio, el silenciar al presunto visionario será la primera petición y en caso de no cumplirse se considerará una señal de que se trata de un caso falso (????). Los psiquiatras investigarán la Salud Mental del supuesto testigo y también se analizará el nivel educativo del mismo ya que es plausible que pudiese tener acceso a información que le permita hacer un relato relacionado. En el caso de que sea cierto el hecho, una comisión de exorcistas y demonologos (?????) determinarán si su origen es ¡DIVINO O DEMONIACO!.
Si recordamos, de las 295 apariciones registradas entre 1005 y 1995 solo 11 han sido reconocidas como verdaderas. Es realmente increíble que todavía a estas alturas, en pleno siglo XXI se consideren hechos extraños de la Naturaleza como resultado de fuerzas “divinas o demoníacas”. ¿Te acordarás Ratzinger, ahora Benedicto XVI, cuando formabas parte de las juventudes hitlerianas? eso si era en verdad demoníaco.