Todavía sin un nombre científico, el “pez baboso azul” fue descubierto a fines del 2018 en las profundidades de la Fosa de Atacama en Sudamérica por un grupo de científicos de 17 naciones. De las 3 especies descubiertas, solo éste fue atrapado. Este pez gelatinoso habita a una profundidad de 7,500 metros bajo la superficie, adaptándose a un habitat donde impera una presión extrema. Cuenta con huesos muy duros que se encuentra en su órgano auditivo y gracias a ellos puede equilibrarse. Dada la profundidad en donde se encuentra no cuenta con competidores ni depredadores.
Esta nueva especie de la familia Liparidae no tiene las características morfológicas de las criaturas que habitan los fondos abisales, al contrario, cuenta con un cuerpo baboso, traslúcido con pocas escamas. Su única desventaja es que si no cuenta con un clima frío, su cuerpo gelatinoso prácticamente se deshace al llegar a la superficie ya que al parecer se mantiene unido por la presión del fondo oceánico; por tal situación, los científicos utilizaron una urna especial para mantener su cuerpo cohesionado durante su estudio.