Esta gran composición pictórica es una de las más importantes en la obra total de Dalí, y se considera entre los primeros trabajos de su Periódo Surrealista. Cuenta El Maestro que él lo pinto inmediatamente después del verano en 1929 en un cuarto de la casa de su tía el cual era utilizado como sastrería. En este cuadro, Dalí trata de realizar un homenaje a su madre con la cual existía una relación muy allegada. Ella muere en 1921. La obra muestra en sí un cielo despejado, azul intenso en su parte superior el cual se va atenuando paulatinamente hasta hacerse claro. Aparece un paisaje que muy bien pudiese corresponder a la imagen desértica, agreste y extensa de la gran llanura de Ampurdán, el lugar de la casa en donde El Artista paso su niñez en Figueres. La forma pictórica principal se manifiesta por una estructura aparentemente rocosa, como aquellas de la región de Cabo Creus, erosionadas por acción del viento y la sal marina, de color amarillo, en forma de una aparente ala, la cual presenta 2 grandes orificios así como numerosas cavidades pequeñas. a remembranza de rudimentarias celdillas de panal de abejas, parecidas al trabajo que realizara el otro Artista, también tocado por La Gracia, Don Antonio Gaudí en Barcelona, muy admirado por Dalí desde niño. En algunas de estas pequeñas cavidades, se encuentran escritas las palabras francesas ” ma mére” (“mi madre”) haciendo una franca alusión al Objeto Perdido.
Con una enorme simbología, El Maestro muestra sus manifiestos tormentos psicológicos: en la parte superior derecha de esa roca erosionada, encontramos la imagen de un león con la fauces abiertas, símbolo de la líbido y el Erotismo primitivo. En el primer agujero se observa una lejana estructura pétrea pérdida en el horizonte y más cerca, otra formación semejante a una construcción primitiva en donde se puede observar parte de la cara, busto y también parte del abdómen de una mujer con su brazo derecho levantado. Esta roca se encuentra, por así decirlo, sustentada por una base en cuyo extremo izquierdo se encuentra una hemicara plácidamente reposada en la superficie terrosa con ojo cerrado y un cúmulo de hormigas localizadas en la región del carrillo lo que presenta una marcada connotación de muerte, decadencia y sexualidad. En el extremo inferior derecho se observa una figura semejante a una piedra/huevo de color blanco y por arriba de esa hemicara, observamos un grupo de rico simbolismo: un saltamontes, símbolo del miedo y la incertidumbre, un cuchillo, símbolo fálico por excelencia en el Freudismo, la cara de una mujer con expresión de ansiedad/alegría, el león, del cual ya hablamos con anterioridad y, finalmente, una imagen muy interesante: una figura humana vista por su dorso que abraza una figura esférica como si de una cabeza se tratase.
La referencia que hace Dalí con las palabras “ma mére” fueron inspiradas por el poema “El Gran Lamento de mi Obscuridad” del gran poeta Tristán Tzara publicado en 1917. En este importante cuadro, Dalí muestra su ambigüedad hacia su madre, la cual nunca pinto en trabajo alguno pero por la cual se sentía perturbado sexualmente por un lado y por otro refería sentir placer al escupir un retrato de la misma, haciendo una franca evocación a la veneración que se manifiesta en muchas religiones al efectuar esta acción. Simbolismo Freudiano en toda su magnitud. Oleo sobre lienzo. 110 cms x 150 cms. Colección privada. Munich, Alemania. 1929.