Elocuente, desafiante, obscuro, pero a la vez premonitorio, este jinete se pasea sobre un terreno baldío color café claro en el que se pueden observar algunos restos óseos, cabalgando un corcel parcialmente descarnado pero que no pierde su porte. Parte hueso, parte carne, lleva en la extremidad inferior izquierda una especie de torniquete, éste de madera entre la articulación de la rodilla. El jinete, más que nada una osamenta, trata de señalar o recibir algo. El par se pasea acompañado de un magníficos juego de luces y sombras, adyacente a una pared alta de piedra en cuya parte superior se encuentra una torre de un aparente castillo, en la parte alta de éste se observa una viga de la que cuelga algo, aves de color blanco y negro revolotean alrededor. Las nubes presentan las características comunes de esta época pictórica del Artista: densas, obscuras, cargadas, que sin embargo, dejan entrever una esperanzadora tonalidad azul en el firmamento. Sorprendentemente, en la parte posterior de la estructura pétrea, se observa el arcoíris como signo de alegría y esperanza como recordándonos que después de la tormenta llega la calma.
El simbolismo es por demasía claro: la sombra de la Guerra Civil se cierne sobre España. Oleo sobre tela. 65 X 53 cms. Col. F. Petit, París, France. 1935.