Un extraordinario pianista fue Glenn Gould. Nacido en Toronto, Canadá, el 25 de Septiembre de 1932, fue considerado con el paso del tiempo, uno de los más grandes pianistas del siglo XX. Fue un hombre con una marcada obsesión por la temperatura ambiental, pues detestaba el frío a tal grado que vestía con abrigo, bufanda y gorro de lana así estuviera al nivel del mar. Evitaba a toda costa hablar directamente con las personas aunque podía sostener maratónicas conversaciones telefónicas nocturnas con sus amigos.
Todos los días, sin excepción, se levantaba entre las 3 y 4 de la mañana para dirigirse a un restaurante de 24 horas cercano a su casa, en donde pedía, invariablemente, el mismo platillo: huevos revueltos. Esto fue por años. Durante sus conciertos se negaba a interpretar su instrumento si no tenía cierta altura y no había una alfombra en donde posar sus pies. Bajo ninguna circunstancia tocaba el piano si no se sentaba en una vieja silla que le había construído su padre.
En muestra de su admiración y enorme capacidad interpretativa, los científicos que crearon la nave Voyager que despegó de la Tierra el 5 de Septiembre de 1977 en busca de vida extraterrestre, incluyeron una grabación de Gould interpretando a J. Sebastian Bach. El pianista falleció el 4 de Octubre de 1982 en su natal Toronto.