Esta es una de las obras más bellas, cromáticas, significativas y de enorme raigambre hispánica jamás realizada por El Maestro. En 1965, Dalí descubre la Holografía, técnica basada en la utilización de la luz producida por el láser, 7 años después, celebra ese descubrimiento con la exposición de hologramas en la Galería Knoedler en New York. En este EXCEPCIONAL trabajo, nos encontramos con una vasta arena que pudiese ser una plaza de toros o un coliseo, por el juego de luces y sombras sobre el lugar, se podría pensar que son las 17.00 hrs, que es el tiempo cuando inicia la corrida de toros. En la puerta de entrada de dicha construcción se observan 2 ángeles que guardan la entrada al recinto, en la periferia, nos encontramos con arcos, algunos de ellos junto a representaciones de La Venus de Milo, a manera de gradas centrales, se pueden observar pequeños puntos, que al acercarse a la imágen principal se transforman en moscas, símbolos a la vez de la Muerte y de la Sexualidad, en la parte superior izquierda, observamos una cara estilizada de Gala, con tono cadavérico, rodeada de un resplandor áureo. Existen varias imágenes faciales de La Venus de Milo, de diferentes tamaños así como de una figura humana cuya parte posterior se encuentra cubierta de puntos, como si estuviése lanzando algún objeto.
En la parte media de la obra se observa un torso desnudo así como una cabeza. Es interesante que ese torso por su parte posterior abre una ventana rectangular. En las 2 figuras finales surge el encantamiento: entre un juego de excepcional manejo de luces y sombras, por una parte vemos el cuerpo magnífico de La Venus de Milo y por otro, la cara del torero, cuya expresión muestra resignación-tristeza de algo por venir, su corbata verde forma parte del manto de la Venus, el ojo esta dado por el juego de luz y sombra de la cara de la escultura, al lado derecho, muchos pequeños puntos que se transforman en moscas y otros puntos llenos de colorido, debajo de ellos yace el toro agonizante de cuyo lomo se observan varias banderillas, su hocico cae en una especie de pequeña laguna y del mismo brota una poca de sangre, la parte izquierda casi adyacente a la figura, se encuentra una forma estilizada y a la vez cúbica de la Venus, sostenida en un mueble de madera. En la parte inferior media, la silueta de un perro es posible observar y como de un desfile se tratáse, 2 hileras encontramos, la superior, de moscas y la inferior, intercaladas, figuras de la Venus del Milo y dichos insectos llegando al extremo inferior derecho del cuadro en donde aparece una figura de Dalí siendo niño, el cual se encuentra representado en la obra “El espectro del sex appeal”.
En el manto rojo de la escultura es posible observar otras figuras: una rosa, el busto de Voltaire, al lado, un acantilado en donde se insinúa, en tonos azul y rojo, caras de la Venus. La Obra muestra un significativo simbolismo: Vida y Muerte, Belleza y Drama, por un lado, la hermosura y voluptuosidad de una de las esculturas clásicas jamás esculpida por artista alguno, y por otro, la posibilidad de muerte, tanto para el torero como para el toro dada la presencia de infinidad de moscas y la imágen del animal agonizante las cuales juegan también un papel determinante en la Sexualidad que conlleva la figura femenina. Con esta increíble Obra, El Artista culmina la manifestación de su interés en el juego de luces y sombras – que ya se había plasmado con anterioridad – así como los volúmenes. La Obra se tiñe de Pop-Art y de Op-Art. Obra única, llena de magnificencia. Creada entre 1968-1970.
Oleo sobre lienzo. 398.8 cms. x 299.7 cms. The Salvador Dalí Museum. Cleveland. USA