A diferencia de los países tercermundistas, en los que se encuentra lógicamente éste sucio país, el llamado Primer Mundo utiliza de manera honesta, evidente y razonable los recursos destinados, si ya no ha salvar el medio ambiente, si a su mejor utilización y por ende conservación. Tales son los casos de países como Rusia, Holanda, Francia, Bélgica y otros, los cuales se han dado a la tarea de concebir y construir los formidables e impresionantes Bosques Eléctricos. El diseñador e investigador holandés Neville Mars ha propuesto los llamados Arboles Solares, estaciones de carga eléctrica para las ciudades, cuyas celdas no sólo proveerán la energía necesaria, sino también proporcionarán sombra a vehículos y peatones, constituyéndose también en un elemento estético en la futura ciudad.
Casa uno de estos esto “árboles” contará con “hojas” fotovoltaicas que girarán, como lo hacen algunas plantas y flores, en dirección del Sol, para aprovechar cada momento del día, por otra parte, en la base del “tronco” existirán enchufes donde se podrán conectar y “alimentar” vehículos y toda clase de aparatos eléctricos. Esto traería como consecuencia una reducción considerable de la utilización de la energía eléctrica, siendo sustituida ésta por la correspondiente solar con lo cual los índices de contaminación y de radiación ostensiblemente serían mucho más bajos que los actuales. Una actitud loable y responsable de estos países que buscan afanosamente otras formas de energía utilizable que no dependa ni del petróleo ni de la electricidad convencional.
Generalmente, cuando nos referimos a estaciones de Energía Solar, pensamos en gigantescos paneles rectangulares dispuestos en zonas agrestes o desérticas del mundo, al parecer, todo esto va a cambiar en un Futuro no muy lejano. Casi a la vuelta de la esquina.