A diferencia de la marcada morfología de las esculturas de niños olmecas consideradas en su mayoría, esta nos muestra una estilizada figura de un niño realizada en arcilla correspondiente al Período Preclásico Medio (entre 1200 a 600 A, de C.). Toda la forma es de color blanco, con brazos de constitución normal los cuales descansan sobre los muslos, las piernas se encuentran discretamente flexionadas, entrecruzadas, el tórax y el abdomen perfectamente trabajados, cuello estilizado y cabeza grande sin desproporción, con rasgos característicos: boca relativamente grande, entreabierta, nariz central, la zona de los carrillos es voluminosa y los característicos ojos rasgados.
No se observa imagen correspondiente a cabello. Sobre la superficie de la escultura, se dejan entrever algunas manchas y decoloraciones propias del paso del tiempo. Esta magnífica escultura es una muestra del encomiable trabajo de los artistas olmecas.