Un importante número de nuevos materiales -como el bronce de esta cabeza zoomorfa-, hicieron acto de presencia en las representaciones artísticas sumerias, esto, comprendido en el lapso de los 3,000 a 2,500 años A. de C. Esta excepcional cabeza de toro es una muestra de ello, en esta se plasma una excepcional expresión de intensidad y a la vez de calma, la cornamenta, no completa en su totalidad, esta bellamente trabajada así como la parte central de esta la cual da apariencia de ornamentación, las orejas parece que están atentas a algún sonido, sin embargo, la fuerza propia de animal se manifiesta en la quijada y en las fosas nasales, no por eso no deja de dar un cierto aire antropomorfo.
Su policromía se hace presente tanto en las incrustaciones de conchas en los ojos y el toque del Iris con el lapislázuli. El artista, quién quiera que fuese, tomo el camino entre la bestialidad animal y la humanización total que más tarde se haría más claramente manifiesta en las múltiples formas artísticas de toros con cabeza humana que proliferaron en el arte sumerio.