En cualquiera de las 2 denominaciones con las cuales es conocida, esta extraordinaria escultura bizantina en marfil muestra a un majestuoso Cristo sentado en un trono impartiendo la bendición con su mano derecha mientras que con la izquierda sostiene un libro en cuya pasta se puede observar esculpida claramente una cruz, su vestimenta es larga, formando dobleces, recordando a la de los romanos, su cara es notoriamente expresiva, mostrando un singular realismo así como serenidad, en la parte superior del cuerpo, la vestimenta es generosa y cubre perfectamente a las extremidades superiores, el abdomen es discretamente globoso en su porción visible y las extremidades inferiores terminan en unos pies que se encuentra protegidos por unas sandalias y a su vez, sostenidos en un taburete. El trono es inigualable, perfectamente realizado, la parte que corresponde a un supuesto cojín para sentarse en de gran realismo y las patas presentan un magnífico decorado. Existen en las escultura discretos trazos de policromía.
Fue esculpido entre los siglos 10 y 11 y se constituye en una de las representaciones más bellas de este género.