El 2 de Mayo de 1982, Zoila Larín escucho las ráfagas de ametralladoras cerca de su lugar de residencia, pero jamás imaginó que personas conocidas habían sido asesinadas por el ejército. Un total de 19 personas, entre niños y ancianos, fueron cobardemente masacradas. Adán Saravia platíca que los militares acabaron con familias enteras como los Melgar, Hernándes así como su propia familia que incluía a su madre y hermana no sin antes haber sido violadas.
Para no dejar rastro, los cobardes soldados quemaron los cadáveres para no dejar rastros. El gobierno salvadoreño apenas ha considerado la matanza de este lugar por lo que ha levantado un mausoleo en recuerdo de los asesinados.