Con respecto a otras representaciones de la Cabeza de El Buda, aquí tenemos una particular forma de presentarla: llama la atención el discreto aumento del grosor de la Cara a expensas de la Región de los Carrillos por lo que de manera natural trae como consecuencia la presencia de pliegues en el Cuello, Los Arcos Supraciliares deslizandose hacia abajo con el perfil de la Nariz constituyen una fineza marcada de esta obra.
Como es natural, los Ojos se encuentran cerrados lo que da a entender un pleno proceso de Meditación y el tocado, esta finamente esculpido con delicadeza y a la vez con real armonía. Una de las esculturas enmarcada en la Cabeza del Maestro más interesantes que he observado, más que nada por los rasgos anatómicos.