………..Hombre universal, genio, adelantado a su tiempo -como Leonardo da Vinci, Salvador Dalí, Sigmund Freud, James Joyce, etc, etc-. Hombre al cual el Tiempo y el Espacio son únicamente palabras NO CONCEPTOS. Robert Fripp es el abanderado de la anti-comercialidad, la publicidad catastrófica, el fetchismo escenográfico, lástima que no haya dejado descendencia junto con su esposa pero así sucede, Los Grandes o mueres solos, en la miseria o sin hijos, ¿pero que música disfrutamos el día 14 de este mes?, bueno como se esperaba una profunda y sorprendente combinación de Avant-Garde, Minimalismo, World-Music, algunas escalas de Heavy Metal, Industrial, Free Jazz e incluso Ruidismo pero siempre presente la Improvisación. llevándonos a lo que realmente es el Rock Progresivo. Una combinación que ha hecho distintiva al Rey Carmesí de otros grupos. Siempre imitado, jamás igualado. Musicalmente, la presencia de 3 connotados percusionistas entre los que destaca evidentemente Gavin Harrison, compañero de Wilson y demás en Porcupine Tree, dan al ahora octeto una fuerza NUNCA MANIFIESTA PREVIAMENTE en el grupo.
Una magnífica coordinación de los ejecutantes, excelente y exacto el manejo de tiempos y una sobresaliente capacidad interpretativa, por otra parte, extraordinaria la ejecución en el Sax y Flauta del “viejo” Mel Collins, con partitura a la vista, el músico nos dejo un extraordinario sabor de boca con sus bellos solos. Levin siempre “sumergido” en su instrumento dejándonos un perfecto contrapunteo así como líneas gruesas de orientación jazzística. Jakko haciendo gala de una espléndida voz y compañero fiel de Fripp en la Guitarra. Por un momento, se dejo escuchar interpretando la Flauta. Rieflin, serio y entregado a su teclado. Fue un concierto realmente extraño para mí ya que desde muchos años atrás no había visto ni escuchado semejante gala de virtuosismo, no fue lo mismo cuando otra alineación del Crimson se presento en el 2003 como cuarteto incluyendo a Belew y Gunn, ahora la propuesta musical es de una enorme magnitud. Muy interesante el hecho de que cualquier nota, arpegio o escala de estos ejecutada por Fripp, hicieran que se desplazaran los músicos en una inagotable fuente de Improvisación. Una anhelada y extravagante impronta de lo que es el real, connotado Rock Progresivo, una noche extraña pero mágica envuelta en la seriedad y sobriedad de un líder sempiterno, en la octava década de la vida, entregado de lleno a su música, a su creatividad, a su compromiso con el Arte cualquiera que sea la definición de este.
Un grupo, una leyenda más que viva, una hermandad, una secta cuya creación artística no es para todos (¿elitista?). Un ahora octeto que rompe con todas “las reglas” establecidas por algunas banditas que se dicen ser abanderadas del Rock Progresivo. Robert Fripp, Mel Collins, Tony Levin, Jakko Jakszyk, Jeremy Stacey, Bill Rieflin, Gavin Harrison y Pat Mastelotto nos obsequiaron con un séquito de interpretaciones que incluyeron…………..