Este gran protozoario -una enorme especie de Foraminífera- fue descubierto hace más de 3 años en una cueva de la costa sudeste española y todavía sigue dando de que hablar. Con características propias de las esponjas, una superficie cefálica tapizada de espículas, una concha de la cual emergen pseudópodos con los cuales atrapa invertebrados con los que se alimenta ya que es carnívora, así como una longitud enorme para una organismo unicelular -4 a 5 cms-, hacen de este organismo un ser único dentro del hábitat marino. Este microorganismo inicialmente fue catalogada como pluricelular más que nada por su tamaño, sin embargo, al estudiarlo más minuciosamente se encontró que esta formado por una sola célula.
Un dato curioso es que esta forma viviente crea su propia concha a través del material que obtiene recogiendo espículas de sílice provenientes de esponjas marinas y adhiriendo unas con otras y además secreta proteínas -como las esponjas- para atraer a su potencial alimento. En Noruega se ha hallado otro protozoario semejante a éste, por el momento, los estudios que se han efectuado a últimas fechas son de índole genético ya que los investigadores están muy interesados en el desarrollo de este organismo en relación con sus primas las esponjas.