Esta estatua, datada 2, 200 a 2,100 A. de C., muestra una concepción y elaboración única: la integración de un animal sagrado para el pueblo mesopotámico en el cuerpo de un hombre, esto, a su vez, conlleva la percepción de lo que se considera “magia” en la intrincada concepción de esta en el mundo sumerio a la dualidad entre lo “bueno” y lo “malo”, existiendo, desde luego, puntos “intermedios” y también niveles que llegan a separar a esto de sus grandes dioses. La figura en cuestión presenta una cabeza zoomorfa que representa, supuestamente, a un león – más bien pareciese a un chacal o hiena -, las orejas son de forma triangular, los ojos muy redondeados los cuales sobresalen de las cavidades orbitarias y las fauces son desmezuradamente grandes, lo que corresponde al cuello parece estar cubierto por una barba, los brazos y rudimentarias manos son antropomorfos y sostienen a una ave.
La escultura parece estar ceñida a un ropaje largo, ligeramente cónico y, sobre todo, envolvente del cuerpo. En el sitio en donde fue encontrada -Lagash-, se han podido observar numerosas figuras de este tipo en que la característica principal parece ser el ofrecimiento de pequeños animales, como si se tratase de un sacrificio, a los dioses. Su realización fue en terracota.