Esta cabeza esculpida rudimentariamente fue descubierta en el Monasterio de Lorsch, en Alemania, es sin duda alguna de orígen carolingiao y se corresponde al comienza del siglo IX. Muestra datos de mutilación y deterioro pero compete formas faciales robustas, marcadas y hasta burdas, quizás esto último por el paso del tiempo, a pesar de ello no deja de expresar cierto aire de tranquilidad y calma, expresiones comúnes en este tipo de esculturas. Este trabajo, en parte, se encuentra influenciado por el Arte Bizantino, recuerda por momentos la cabeza de Cristo sobre el sarcófago de Junius Bassus.
En este caso, los artistas carolingios hicieron una excepción dada las características propias del arte bárbaro.