Estas palabras salen de mi mente y del sentir que provoca en mí esta extraordinaria banda. No son copia de algún escrito, reseña o fragmento de libro alguno. Si coinciden en un momento NO ES MI INTENCION. Cuando tenía cerca de 14 años, mi primer encuentro con el quinteto fue con su álbum Fragile, más que nada con la melodía “Roundabout” la cual era programada contiinuamente en la radio AM y en los programas de Rock que existían en las radiodifusoras de aproximadamente 1 hora en la década de los 70´s, al conseguir el disco completo encontré un asombroso mosaico musical que a diferencia de Pink Floyd, King Crimson, Traffic y demás, me impresiono en demasía: enorme instrumentación destacando los teclados, en especial los sintetizadores de Rick Wakeman, del cual tenía ciertas referencias al formar parte de un grupo anterior también británico llamado The Strawbs, desafiantes armonías entre las guitarras y el bajo, una voz etérea del ahora mítico Jon Anderson, coros insospechados y sobre todo, el EXTRAORDINARIO manejo de las percusiones -lease batería- por un, para mí desconocido, Bill Bruford. Fragile marco mi orientación musical y sobre todo la melodía “The South Side oif Heaven”, ETEREA, UNICA en la que la conjugación de voces, teclados y sobre todo batería es UNICA (tan solo se debe escuchar el complejo arreglo de Bruford para la pieza).
A partir de ahí me dedique a buscar sus discos allá en “Hip 70” en Insurgente, México, D.F. con el siempre bien recordado Armando Blanco, ahí conseguí los 3 primeros albums del grupo, que aunque no manifestaban la aparente complejidad de Fragile formaron parte esencial de mi acervo, paso tiempo y los amigos me informaron de la eminente aparición de un 5 álbum el cual sería conceptual basado en la trascendental obra de Hermann Hesse, “Siddartha”, un compañero pudo conseguir el álbum importado que en ése tiempo era prácticamente inconseguible al menos que se tuviese una importante suma de dinero, el color de la portada del disco era de un verde obscuro tirandole al negro en su parte superior, el cual iba disminuyendo de intensidad conforme descendía la coloración en la misma, por dentro, el dibujo de Roger Dean era una tierra mítica rodeada de agua que llegaba hacia un precipicio, de ahí el nombre del disco: Close to the Edge.
Lo conseguí en el sello Atlantic, nacional, con pésima portada, sencillo, sin funda doble sin embargo la música y la letra me trastornaron profundamente: UNA MUSICA UNICA, compleja, exuberante, por momentos delirante y por otros etérea, celestial con una profunda concepción lírica que, como William Blake, me abrió Las Puertas de la Percepción, imaginándome al Príncipe Siddartha Gautama haciendo a un lado todas sus riquezas, lujos y placeres dedicándose de lleno a la búsqueda de LA TRASCENDENCIA, EL CONTACTO CON ALGO PROBABLEMENTE DIVINO. La experiencia con ésta música, HASTA LA FECHA, ha sido UNICA en mi vida…………