En el incipiente Renacimiento, Federico III de Montefeltro, Condottieri y Duque de Urbinón, fue uno de los intelectuales italianos más renombrados de su tiempo. Gran humanista y pensador, tuvo en su Corte a eminentes e ilustradísimos renacentistas que se dieron, entre otras cosas, a la tarea de crear la biblioteca más grande de Italia, superada solamente por la del Vaticano y a edificar el Palacio Dual de Urbino. El Tiempo, en su inevitable transcurrir, pasó y a principios de los años 90´s nos encontramos con un cuarteto que adoptó el apellido (???) de éste extraordinario intelectual, constituyendose en una de las agrupaciones más relevantes de éste excelso periódo que compredió el resurgimiento del Progresivo Sinfónico Italiano de la década de los 90. “Il tempo di far la fantasia”, es, sin ningún temor a equivocarme, la Opus Magnum de tan peculiar resurgimiento. Es una de las obras más importantes del Progresivo Sinfónico de todos los tiempos, es un trabajo por demás fascinante, pulcro, pristíno, realizado por 4 músicos inspiradísimos de enorme capacidad creativa; ante ésta perspectiva, la música entregada en éste maravilloso trabajo es un Progresivo Sinfónico clásico, a la mejor usanza italiana, introspectivo, melódico y por momentos bucólico y barróco, con notables toques medioevales.
´Canto # 1´, es una extraordinaria suite dividida en 10 partes la cual se destaca por los magníficos y sobresalientes pasajes sinfónicos otorgados por los teclados (piano eléctrico, acústico, mellotrón, sintetizador, clavecín y órgano), a los cuales se les incorpora la guitarra eléctrica de Virgilio y la relevante técnica percusiva de Farroni, escuchamos sobresalientes escalas de piano acústico cuyos acordes y arpegios resaltan, dan vida a la suite robusteciendola y otrogándole belleza, vitalidad y magia renacentista. Es de notar la presencia de ambientaciones caracterizadas por sonidos de la Madre Naturaleza tales como lluvia, truenos, sonidos de cisnes en un probable lago, etc, etc. A los 12.24, nos encontramos con un brevísimo pero enormemente bello pasaje dado por cuerdas que nos trae a la mente -en mi caso- aquellos momentos de incipiente lucidez humanística del Renacimiento Italiano, la música, cual vorágine impetuosa nos obsequia bellísimos momentos que vienen a culminar con la integración del cuarteto casi al final de la suite, en donde se destacan tanto Ambrosi como Farroni en sus respectivos instrumentos, descubrimos la magia de los sintetizadores y mellotrón, y al final, un breve pasaje jazzístico que otorga un final fastuoso a la suite. Magnificencia en toda la extensión de la palabra´. ´Il prescelto´, en su comienzo, parece ser continuidad de la suite, sin embargo el pasaje de mellotrón y sintetizadores le da un aire propio, sobresalen los exactos cambios de compás así como la polifacética voz de Virgilio que da un aire hasta cierto punto teatral, histriónico, semejando en cierta medida a Christian Decamps. El tema principal se encuentra dividido en 3 partes.´Cielo di carta´, no es una balada como algunos “conocedores” se refieren a ella, no, ésta es una profunda, bellísima melodía conformada por un balance perfecto entre los acordes de guitarra acústica y teclado así como la sublime voz de Attilio Virgilio que precisamente, nos transporta al Cielo, a las reminisencias y ensoñaciones del Ser Humano, cualquiera que sea su credo y raza.´La collana refletene´, nos evoca hacia un inicio de vital influencia Génesis / ELP, y en menor proporción Le Orme, muy buen manejo de los arpegios en sus respectivos instrumentos tanto de Virgilio como de Ambrosi, juego instrumental de alta calidad.´Nel laberinto´, constituida por 2 temas, al parecer está basada en la obra del insigne Maestro Jorge Luis Borges “La casa de Asterione”, se constituye en su inicio con una serie de lamentos como si del Minotauro se tratáse, guitarra acústica así como voz melancólica que dan pauta a la entrada del piano para otorgarnos un rock muy bien interpretado y dar final a ésta espléndida Obra.
Fastuosa, extraordinaria, pristína, bella, magnífica, ¿qué más puedo decir?, ésta Obra de Arte es una muestra de lo que la inteligencia y creatividad humana pueden realizar. Tanto Atilio Virgilio (guitarra eléctrica, acústica y voz principal), Piergiorgio Ambrosi (piano acústico, eléctrico, mellotrón, sintetizadores, clavecín y órgano), Gianpiero D´Andria (bajo eléctrico) y Pierpaolo Farroni (batería y percusiones) nos dejaron un legado impresionante en ésta extraordinaria Obra, por eso, el Rock Progresivo, afortunada o desafortunadamente, es UNICO Y ELITISTA, nunca comparable a otro género o subgénero musical.
Grandilocuencia y magnificencia hechas música.
Esencial.