Constituyendo parte de la serie de trabajos conocidos como “Bronces Inquietos”, esta extraordinaria escultura destaca por su gran realismo. Concebida en Bronce y una base de Madera, apreciamos una soberbia manifestación artística plasmada en una Mano, en ella podemos observar con detalle todas las implicaciones anatómicas propias de ella: pliegues, las Falanges -incluyendo Falanginas y Falangetas-, las mismas articulaciones de estas estructuras, los surcos interdigitales, las regiones Tenar e Hipotenar, respectivamente, pero tal vez, lo más importante es la expresión -si se puede utilizar este término- de la obra: una Mano con los Dedos extendidos que trata de evitar el castigo, los golpes, la muerte próxima o una señal, que pueda hacerla sobrevivir, aunque fuese un instante.
Esplendoroso y muy significativo trabajo del siempre creativo Maestro Mario Irrázabal.