Desde hace cerca de 6 años, Andrea Samuels, un mujer viuda asentada en la población de Carlisle en el Reino Unido esta convencida de que la misteriosa, gran mancha antropomórfica que apareció en la pared de su dormitorio corresponde a su fallecido esposo Brian, y otra, la cual surgió en el baño, corresponde a su perro, también muerto en circunstancias trágicas. Andrea se concretó, antes que nada, a llevar a un sacerdote a su casa para que rezara y rociara su domicilio con agua bendita.
Es interesante señalar que después de las manifestaciones físicas de estos supuestos fenómenos, en el citado domicilio se produjeron una serie de interesantes manifestaciones de Poltergeist por lo que la mujer ha decidido abandonarlo a pesar del recuerdo plasmado en la pared de su difunto cónyuge.