Al parecer, Vladimir Putin ha cambiado las reglas del juego en esta encarnizada batalla por el control y mando de Ucrania. Como lo hiciese Stalin en 1932 con el Holodomor, el retiro de las tropas rusas de territorio ucraniano conllevan un mensaje siniestro: el corte de los suministros energéticos -en todos los ámbitos- al pueblo ucraniano y, sobre todo, la falta y ausencia total de alimentos, más en esta época, de un crudísimo invierno en el septentrión europeo. Quizás, en ese momento, se pueda definir el destino de esta gran batalla.
La táctica rusa es siniestra: si no se pone un alto -que no sucederá- a esta tentativa, millones de ucranianos morirán o, en el mejor de los casos, emigraran hacia otros territorios o, en su caso, a otros continentes, eternizando este conflicto que con una rapidez asombrosa ya va a cumplir 1 año de estar presente en el Mundo mientras que las organizaciones internacionales ya conocidas NO HAN HECHO ABSOLUTAMENTE NADA PARA FINALIZARLO.