Este es un libro maravilloso. Titulado como “El Fuego de Prometeo” (Reflexiones sobre el origen de la Mente), Lumsden, investigador de la Universidad de Toronto, y Wilson, de la correspondiente de Harvard, nos adentran en una espléndida aventura hacia lo más recóndito de la Evolución Humana y como consecuencia directa, al origen y desarrollo de la Mente. Para los investigadores los parámetros establecidos por el insigne Charles Darwin en su obra fundamental, y el desarrollo sociobiológico de los primeros ancestros humanos, fueron esenciales para lo que ahora, medianamente, conocemos como Mente, haya evolucionado. La Mente Humana se desarrollo gracias la interacción de 2 factores importantísimos: Genética e Historia Cultural Humana, esto desembocó en el crecimiento y maduración cerebral así como en el desarrollo del Intelecto, de hecho, Mente y Cultura van de la mano, y la primera, sin ser definida y conocida totalmente, puede parcialmente comprenderse por las acciones realizadas por el Hombre.
El Pensamiento Humano Consciente depende en gran medida de la recuperación de información tomada de la Memoria a Largo Plazo y la virtual formación de símbolos que a la postre se pueden transformar en palabras. De acuerdo con lo expresado, la tesis de los autores se basa en 3 factores: 1).- La Filogenia, 2).- La Ecología del Comportamiento y, 3).- La Formación de la Cultura Humana, entendiéndose ésta como el conjunto de experiencias, expresiones y formas de una determinada sociedad, esto es muy determinante ya que el individuo, aún siendo muy primitivo, tiene la capacidad de adaptarse al medio de acuerdo a su Código Genético; durante el proceso evolutivo, los primeros homínidos sufrieron de mutaciones, entendiéndose estas como los cambios aleatorios de la composición química de los genes preexistentes. A partir de esto, la Mente manifestó diversas variaciones gracias a la interacción de otros factores tales como el juego, la convivencia, y sobre todo la articulación de las primeras palabras a partir de símbolos que dieron origen a un primitivo lenguaje, sin embargo, parece ser que el detonante principal fue la agresión y posteriormente la aparición de armas en los primitivos Australopithecus, gracias a las cuales pudieron alimentarse, defenderse y obtener hembras para la reproducción, hablamos aquí de la destrucción de los primitivos ancestros humanos, del lado obscuro de la Evolución, en éste caso la Cultura sobrepasa a la Genética (entre recolectores-cazadores como los bosquimanos y en los chimpancés existen batallas fatales por alimento y hembras) además, tomado en cuenta, que la primera se puede “transmitir” en 3 formas: genética pura, cultural pura y cultural genética.
Concretamente, los autores consideran muy seriamente que la Mente Humana resulto de un proceso de Co-evolución, es decir, un cambio genérico de una especie en relación a una segunda correspondiente que a su vez cambia en relación con la primera, más el binomio Genes- Cultura, pero, ¿porqué fue el Hombre el único en evolucionar hacia una forma compleja de Mente?, los autores consideran lo que ya habíamos referido con anterioridad: agresividad y competencia sexual. Así como Prometeo robó el Fuego a los dioses para dárselo al Hombre, así el enorme pensador Teilhard de Chardin habló de la Noosfera, una red de conocimiento que envuelve a la Tierra para el beneficio de la Paz y el Amor que utópicamente concibió en la Humanidad. La Mente Humana es única y es el producto de millones de años de un proceso llamado Evolución, es por demás esencial que debemos cuidarla, cualquiera que sea su precio.
Adendum: Recomiendo ampliamente el texto de los mismos autores “Genes, Mind and Culture”. Lumsden and Wilson. Harvard University Press. USA. 1981.