Trabajada en Bronce, esta escultura nos presenta un bello ciervo descansando con una conformación bastante aceptable ya que su Cuerpo es grácil, Patas delgadas pero fuertes, presencia de los que es Pelo en el Cuello y Región Supratorácica, Cara afilada, grandes Orejas y una Cornamenta más que vistosa.
Su mirada es atenta ante cualquier eventualidad. Representa la penetración de las enseñanzas y se constituye, esencialmente, en un animal solar y anunciador de la Luz.