Isaac Newton, entre otros, ha sido uno de los científicos que más he admirado en los años que tengo de vivir. Fue un hombre de ciencia multifacético pero que también guarda un lado obscuro no conocido por muchos, sobre esto no me refiero a su gran pasión que fue la Alquimia -es conocida, en ciertos círculos de la Tradición Hermética, la profunda admiración que profeso a Eirenaeus Philaletes y su obra Introitus Apertus ad Occlusum Regis Palatium la cual tomo como vademécum para su particular búsqueda de la Piedra Filosofal y el Elíxir de la Larga Vida- siendo un avezado experimentador de la misma. También se le ha considerado un notable cabalista e investigador del tantas veces mencionado código críptico divino que se encuentra en la Biblia.
No, existe otro Isaac Newton y es aquél que mando a la horca a un sinnúmero de presuntos delincuentes cuando desempeño el puesto oficial de Director de la Moneda Británica, así mismo, existen cada vez más evidencias que realizó un plagio de la Teoría de la Gravitación Universal a su amigo Robert Hooke, de las teorías del Cálculo Infinitesimal a su competidor germano Gottfried Leibinz (VER ARTICULO EN ESTA SECCION) y “elimino” sistemáticamente las observaciones empíricas que contradecían sus teorías como la de la fórmula para el cálculo de la velocidad del sonido. De ser así, al confirmarse dichos hechos, nos encontraríamos que muchos científicos, sin dudarlo, tienen un lado negro que es de suma importancia conocer y que de ninguna manera es justificable.