Begoglio, el imperator mundi de ése asco que se constituye el Vaticano, nuevamente ha salido a la luz pública al conocerse sus turbias relaciones con el llamado “Almirante Cero”, Emilio Massera, hijo pródigo del catolicismo vaticano más radical y miembro distinguido de la logia P2 y desde luego, con el afortunadamente fallecido Jorge Rafael Videla, el asunto: la desaparición de niños nacidos en los campos de concentración argentinos y entregados a padres ficticios y/o vendidos al mejor postor para tráfico de órganos, comercio sexual o a parejas estériles, así como -nuevamente- el señalamiento y la entrega a los militares argentinos de sacerdotes izquierdistas, promotores de la la mal vista Teología de la Liberación que en ese entonces trabajaban en las colonias de miseria en las principales ciudades argentinas.
Se han obtenido documentos de suma importancia en donde se RATIFICA lo que se había silenciado con anterioridad: EL FRANCO APOYO DE BERGOGLIO A LA DICTADURA ARGENTINA DE VIDELA, y no solo eso, todo parece indicar que el ahora Papa, también apoyo a las posteriores dictaduras, teniendo una enorme amistad con el alcohólico Fortunato Galtieri. Bergoglio, ante esa aparente bondad, sencillez, modestia que manifiesta frente a los medios de comunicación, actuó como un buitre, esperando la hora de abalanzarse ante el cadáver, ocultando una mente turbia, delictiva, común de la Iglesia Católica Argentina heredera de Pio XII y la más pura tradición nazi, anticomunista y antisemita.
Todo parece indicar, que los valientes investigadores argentinos quieren llegar hasta las últimas consecuencias para conocer la real identidad de este contrastante tipo que, supuestamente, conduce las riendas de una de las mafias más ricas y poderosas del mundo.