Con unas dimensiones pequeñas -30 x 32.5 cms.-, Dalí recreo parte de su experimentación psicológica plasmada en la pintura con éste magnífico cuadro. Recreado en una atmósfera monótona, con una coloración arena, El Maestro plasmó diversas imagenes todas ellas perfectamente distribuidas en una alineación geometrica/ matemática impecable. En lo que supuestamente se considera una llanura, hallamos los objetos- símbolos; en la parte superior derecha, observamos una tonalidad un poco más obscura del resto lo cual podría significar una nube o polvo, en la parte inferior de la pintura se encuentra una mesa de la misma expresión cromática que el resto del trabajo, en ella el mantel forma una imagen caprichosa que nos obsequia una formidable interacción entre luces y sombras, sobre su superficie, se encuentra una copa en cuyo interior yace una cuchara, en la parte media, un pequeño pan rebanado y en el extremo derecho, un pequeño racimo de uvas. En la planicie y en la misma dirección, se visualiza una mujer caminando, en la parte media observamos a la nodriza de Dalí o quizás Lidia, residente de Port Lligat que aparece en el trabajo previo “Destete de los Muebles Alimenticios”, y en el extremo derecho, un hombre recostado que resulta de la transformación del pequeño ramillete de uvas. La línea siguiente así como su disposición final presentan La Torre en primera instancia, después un pequeño acantilado y finalmente, una especie de pequeño obelisco tirado. Todas las figuras hacen manifiesta su sombra sobre la superficie de la llanura.
Esta Obra es una verdadera carga simbólica y como su nombre lo dice, es un eco que da pauta a transformaciones en la forma y el significado real de los objetos. Realizado en 1936, óleo sobre madera. Salvador Dalí Museum. Cleveland, Ohio, USA.