Este extraño personaje, nacido el 29 de noviembre de 1860, fue inicialmente ingeniero en su natal Viena. En 1884 inventó un tipo de válvula esencial para compresores la cual se utiliza todavía en algunas fábricas, ajena a su práctica profesional, creó una teoría pseudocientífica llamada Welteislehre cuyo significado es “Mundo Helado”, estableciendo éste concepto en su libro publicado en 1913 “Glazial Kosmologie“, escrito junto con el astrónomo aficionado Phillipp Fauth, en él, su teoría de la Cosmología Total descansa en la lucha perpetua en los espacios infinitos, entre el Hielo y el Fuego y entre las fuerzas de atracción y repulsión, lucha que trasciende también a la Tierra y la materia viva, y determina la Historia de la Humanidad.
Aquí el austríaco, en su visión muy particular de los acontecimientos, creé conocer el pasado de la Humanidad, concibiendo la formación de nuestro Sistema Solar por la irrupción del Hielo con el Fuego y la virtual explosión de fragmentos helados que constituirían los planetas y estrellas, así mismo identifica las 4 etapas del desarrollo terráqueo con la caída de 4 lunas -actualmente nuestras vidas dependerían de la supuesta caída de ésta 4 luna-, así en esta peculiar cosmología nos hallamos con un cuadro fantástico: presencia de gigantes, ciudades enormes como Tiahuanaco en los Andes, la tantas veces mencionada Atlántida, Lemuria, y sobre todo, la aparición del Hombre en la Epoca Secundaria, resultado de una mutación, quedando el resto de los homínidos como “razas inferiores”.
Ante ésta perspectiva, dichas teorías fueron popularizadas durante los años 30 y 40 del siglo pasado, a su vez los escritos de H.S. Bellamy propiciaron que los interesados en éstos temas se adentraran en las teorías del ingeniero austriaco. Su libro no pasaría inadvertido para los jerarcas nazis, los cuales se atrevieron a llamar a Horbiger “el Copérnico del siglo XX”, gracias a Hans Robert Scultetus, dirigente en ése entonces del Instituto Ahnenerbe, en ésta etapa, Heinrich Himmler tuvo conocimiento de la esencia del escrito y consideró que esa raza que había mutado en el Secundario se trataba ni más ni menos que de la Raza Aria.
Así como Helena Blavatsky, Hans Horbiger se constituyó en un elemento por demás importante en ése caldo de cultivo que propició la peculiar visión del Mundo por parte del Nazismo. Este extraño personaje muere el 11 de octubre de 1931 en Austria.